BAEZ ACEVEDO FEDERICO GUILLERMO

Tenía 26 años de edad al momento de su desaparición. Su familia estaba conformada por sus padres, una hermana menor, estaba casado con Isabel y tenían un hijo de 2 años que lleva su nombre por séptima generación. Viviendo en Mar del Plata, estudiaba Derecho en la Universidad Católica de ésa ciudad, actualmente UNMP. De gesto adusto, muy reservado, era de conservar su grupo de amigos y compartía con su esposa su compromiso ideológico con la izquierda nacional desde su militancia de base en los barrios de Las Heras, Las Avenidas y El Regional, participando también en la JUP y en la JTP.
Provenía de una familia de origen radical, su padre, que trabajaba en el Banco Español, fue un viejo luchador del sindicalismo bancario. Había estado detenido dos veces, por las grandes huelgas del 51 y 58. Fue funcionario de Ilia y miembro del Secretariado Nacional de la Bancaria. En época de Ongania salía con Federico Adolescente a pintar, “ABAJO LA DICTADURA”. Pero como diría su hijo en el film La República Perdida 2: “Mi papá era radical, cuando conoció a mi mamá se hizo peronista”.
Ingresó al Banco en marzo del 74 como auxiliar de la Rama Administrativa en esa ciudad, pidió, a mediados del 75, el pase a la sucursal Villa Gesell, motivado por las persecuciones padecidas por parte de integrantes de la CNU.
El 15/julio/1975 su esposa, fue detenida y acusada por infracción a la ley 20.840, al art. 213 bis y 189 del Código Penal, siendo condenada a 14 años de prisión.
En febrero de 1976 la revista Mercado, invocando “fuentes policiales”, indicó a él y su esposa como autores del asesinato del Coronel Rafael Reyes, jefe del grupo de Artillería Antiaérea 601 (GADA 601) del Ejército. Si bien el atentado se lo adjudicó a la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), el 1 de marzo son allanados por un grupo de tareas los domicilios de ambas familias.
Secuestran a su suegra, a quién torturan y liberan en la vía pública luego de 5 días de cautiverio, también secuestran a su madre, Agnes Salvia Acevedo, a su padre, Federico Guillermo, y a su hermana, María Ercilia, quienes aparecieron 6 días después asesinados, mutilados, cubiertos con cal y enterrados en una fosa común debajo de un puente en la entrada de Dolores.
Presentó su renuncia al Banco con fecha 20 de febrero de 1975, la que no fue considerada. Prácticamente en la clandestinidad alcanza a relatar su situación en una solicitada publicada en el diario El Cronista Comercial de fecha 2 de marzo 76.
Se lo dio de baja por razones de servicio según Resolución Nº 4560 de fecha 20 de julio de 76 declarándolo “prescindible” por causa penal aplicando la Ley provincial 8596 modificada por ley 8602, siendo finalmente la medida dispuesta por Acta de Resolución de Directorio Nº 7675/76 de fecha 25 de noviembre de 1976 basada en “Abandono de sus tareas sin causa justificada”, una sanción que lo declaró “Cesante”, medida condicionada a la sentencia judicial que se dictara en la causa penal que se le siguiera, que quedó en suspenso.
Su desaparición fue establecida el día 1 de abril del 77 en la vía pública, aunque se desconocen fecha, lugar y circunstancias del hecho. Fue visto en CCD “La Cueva” de la Ciudad de Mar del Plata.
Su esposa fue absuelta por la Cámara Federal y recuperó su libertad en junio del 80, siendo expulsada del país hasta su regreso dado en el marco del advenimiento de la democracia. Durante su cautiverio su hijo fue criado por sus abuelos maternos.
Por Acta de Resolución Nº 1660/04 de fecha 22 de diciembre de 2004, el Directorio cambió su encuadre administrativo legal declarando que la causa que motivó su desvinculación laboral de la institución fue su situación de “desaparición forzada de persona”.
En conversación con su hijo Guille, leídos los antecedentes de su padre, comentó la nota de fecha 12 de marzo de 1976 que envió el Gerente de la Sucursal Villa Gesell a la Gerencia de Personal, relatando la entrevista a la que fuera citado por el Comisario de la Sec. Nº 1 de la Policía de Mar del Plata, expresando emocionado “Brilla por su imparcialidad”.
Biografía aportada por la Coordinación de Derechos Humanos del Banco de la Provincia de Buenos Aires.