GARCIA RODRIGUEZ HUGO CESAR

Con una sólida formación intelectual, optimista y de buen humor, Hugo era por sobre todas las cosas un idealista. “Un excelente compañero, inclaudicable, combativo, un verdadero dirigente” dicen de él sus compañeros de entonces.
Ingresó a trabajar al Banco como aspirante, calificación con la que se designaba por aquellos años a los ingresantes menores de 18 años.
Ana María del Cueto, su primera esposa y madre de Federico lo recuerda como una mezcla de seriedad y ternura: “Cuando Hugo y yo nos conocimos, éramos apenas unos chicos que soñaban con una sociedad más justa y un futuro mejor para las nuevas generaciones. Con esos ideales y un contexto internacional favorable para la concreción de esos sueños, vivimos intensamente el nacimiento de Federico en el año 68. Aún después de separados mantuvimos una excelente relación, nos queríamos entrañablemente, para mi era como un hermano”.
Sin embargo Graciela Albores, su última esposa y madre de Sebastián, todavía no puede evitar que las lágrimas invadan su rostro. De una familia de tradición radical, aún recuerda emocionada “las grandes mesas familiares de discusión política cuando Hugo defendía su peronismo con una pasión tal que generaba en mi una profunda admiración.
A Hugo lo dejaron cesante en el Banco por realizar un paro por reivindicaciones laborales que el sindicato no avaló, antes del golpe militar de 1976.
Desde aquel momento y junto a otros compañeros que integraban esos listados, presentó reiterados pedidos de reincorporación, todos desoídos.
Pero para un idealista comprometido, eso sólo fue un traspié y siguió militando políticamente aún después del golpe. Cuando fueron a buscarlo a su casa “destruyéndola”, Hugo pudo escapar por los techos. Pero el 19 de febrero de 1978 lo llevaron de la vía pública y desde entonces nada se ha vuelto a saber de él.
Fue por eso que cuando la democracia de 1983 reincorporó a todos esos empleados injustamente cesanteados, Hugo no pudo ocupar su puesto de trabajo.
Cuando lo llevaron, Federico tenía 9 años y Sebastián menos de 3.
El lunes 27 de octubre, cuando en el Salón de Actos ambos subieron con sus respectivas familias a recibir la medalla de su padre, quedó sellado ese mensaje de amor y futuro del que Hugo fue el mejor ejemplo.
Y nos vuelven las palabras de uno de sus compañeros de entonces sobreviviente del horror: “García era un excelente compañero, idealista, inclaudicable, combativo, un verdadero dirigente”.
(Biografía aportada por la Comisión de Empleados del Banco de la Nación Argentina por la Memoria, la Verdad y la Justicia)