SCIANCA POCHETTINO TERESITA MARIA

Nacida en Intendente Alvear, La Pampa era la menor de tres hermanas, que desde muy joven demostró estar llena de inquietudes y, dotada de una sensibilidad especial hacia los más humildes, decidió comprometerse para transformar ese futuro de injusticia e inequidad al que parecían destinados los más pobres y vulnerables.
Estudiaba para ser asistente social. Con su flamante marido “Chango”, se habían casado el 10 de abril de 1975, formaban parte, en la Juventud Peronista, de un grupo de profesionales que trabajaban en una villa de emergencia en Virreyes.
Sus dos hermanas, María de los Ángeles e Irene relatan “en ese lugar orientaban a las personas a conseguir trabajo, a los niños en las tareas escolares, formaron un dispensario y daban ayuda sanitaria, todo eso con parte de sus sueldos”, y con énfasis continúan el relato “consiguieron una donación para entubar el arroyo que pasaba por la villa y que contaminaba el agua ocasionando la muerte de algunos niños, pero la Municipalidad se quedó con el dinero y nunca inició la obra”.
Con la fuerza y la tozudez de la juventud, comienzan a denunciar el hecho y reclamar la realización de la obra, pero en medio de todo eso, el 31 de mayo de 1976 Teresita es secuestrada en plena vía pública en Virreyes, y aún permanece desaparecida. Al poco tiempo asesinan a su marido en la vía pública en Lomas de Zamora.
La familia apeló a cualquier medio para tener noticias: habeas corpus, cartas al titular de la Junta Militar, Comando del Ejército, curas, capellanes y hasta el mismísimo Suarez Masson, pero nunca recibieron respuesta alguna.
Mientras tanto en el Banco el personal seguía inexplicablemente “abandonando sus puestos de trabajo”, esto decía el Despacho N° 1577 de la Comisión de Personal que resolvió la cesantía de Teresita: “visto que la nombrada aún continúa inasistiendo sin dar cuenta de su situación ni ha respondido a las intimaciones que oportunamente se le hizo llegar, según las normas legales configura abandono de puesto y corresponde aplicar el art. 25 del Estatuto del personal del Banco”. Sus hermanas aún conservan ese telegrama.
Por eso es que, cuando escuchamos las palabras de la entonces Presidenta del Banco, Felisa Miceli en su discurso del 26 de octubre de 2003, en donde se refirió a ellos como “trabajadores de esta entidad que fueron desaparecidos porque luchaban por una Argentina justa y solidaria”, sentimos que era la reparación histórica a tantos años de ocultamiento y silencio. Las cosas empezaron a estar en su lugar.
(Biografía aportada por la Comisión de Empleados del Banco de la Nación Argentina por la Memoria, la Verdad y la Justicia)

Homenaje a Teresita Scianca